LOCUCIÓN DURANTE EL HOMENAJE A LOS CAIDOS
Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron;
con su esfuerzo la Patria redimieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron;
por eso, como valientes lucharon,
por eso, como mártires murieron.
Inmolarse por Dios fue su destino;
salvar a España, su pasión entera;
servir en el Ejército, su vocación y sino.
No quisieron querer a otra Bandera,
no pudieron andar otro camino,
no supieron morir de otra manera.
Que el Señor de la vida y la esperanza,
fuente de Salvación y Paz eterna,
les otorgue la Vida que no acaba
en feliz recompensa por su entrega.